30 de abril de 2011

Club de Lectura en el Centro Comunitario del Barrio Toba

Una de las experiencias que desde 2008 el Plan de Lectura sugiere iniciar con grupos de niños y adolescentes es la formación de Clubes de Lectura en escuelas y centros comunitarios. El Plan apoya las iniciativas con acompañamiento institucional, capacitacion teórica para los responsables y libros para leer juntos.
Un grupo ejemplar es el de los chicos del Centro Comunitario del Barrio Toba, en el Gran Resistencia, Chaco.
Todo empezó con la lectura de "El Principito" y ya no pudieron parar. Visitan juntos bibliotecas públicas, museos, tocan puertas para conseguir más libros —recibieron recientemente una dotación de la Fundación Mempo Giardinelli— y hasta se animaron a pedir que los visite ese escritor chaqueño. Son unos quince chicos, de entre 10 y 15 años. Tienen ayuda de una psicóloga y de la biblioteca llamada justamente "El Principito". Se juntan los sábados de 10 a 12. A cargo de la Prof. Roxana Pensi, llevan ya más de dos años reuniéndose para compartir buenos textos. Ella nos contó: "...estos niños son muy particulares, hemos notado al principio un rechazo a su identidad cultural, una desvalorización de la mujer, la inexistencia en entre ellos de una cultura del trabajo.  Todo eso lo abordamos charlándolo desde los textos. Novelas, poesías, investigaciones, todo nos da pie para conversar. No tenían interés en leer porque nunca habían tenido acceso a los libros. Con este aporte les abrimos las puertas de las instituciones, les mostramos que todo está a su alcance y les damos enteras posibilidades de elegir sus lecturas, sus próximas actividades. Los resultados son casi inmediatos."


Una profe que lee todos los días

Por haber enviado material a nuestro blog, la contactaron para dar su testimonio a la prensa. 
No se pierdan esta nota del Diario La Capital. Los testimonios de la docente y de los chicos son contundentes sobre los resultados y el entusiasmo que dispara la lectura cotidiana.


19 de abril de 2011

Nadie quiso perderse este encuentro en Entre Ríos



Más de 700 docentes, graduados y estudiantes, participaron en los encuentros con Mónica Weiss (autora e ilustradora) en los cuales disertó sobre  "El punto de vista del lector en el libro-álbum" .



Las conferencias tuvieron lugar en la Universidad Autónoma de Entre Ríos, sede Concepción del Uruguay, junto a  la experta local Mgter. Marta Zamero y en la Universidad Nacional de Entre Ríos, sede Paraná.

Club de Lectores de la Biblio del Barrio Vial


En la biblioteca escolar del Establecimiento de Nivel Secundario Nº 93 del Complejo Educativo Barrio Vial de Resistencia, Chaco, algo viene sucediendo con la lectura. Esta Institución formó parte en el 2010 del Proyecto "Chaco en Palabras", por el cual docentes de las escuelas del sur de la ciudad recibieron asesoramiento y entrega de diversos materiales de lectura por parte del Plan Nacional de Lectura, para que generen y desarrollen con los estudiantes proyectos institucionales de lectura.
Por el entusiasmo de su único bibliotecario, desde el año pasado funciona un club de lectores de los diferentes cursos y divisiones.

Los estudiantes, coordinados por el bibliotecario, se reúnen a compartir lecturas, intercambian libros y concurren a leer en voz alta a sus compañeros de la escuela y a chicos que integran otras instituciones de la comunidad.

Por ejemplo, este club de estudiantes lectores concurre asiduamente a ofrecer lecturas en voz alta de cuentos, leyendas y otros textos a los niños y niñas del Instituto Barrilete, Institución vecina que trabaja con chicos con capacidades diferentes.
El Equipo Técnico del Plan Provincial los acompañó en uno de sus encuentros y ha programado la visita del escritor de policiales Miguel Molfino al Club.

17 de abril de 2011

Tu Proyecto de Mejora para la Escuela Secundaria puede ser un Proyecto de Lectura

Los diarios de la región dan cuenta de la iniciativa. Acaba de salir esta nota en La Capital, de Rosario, sobre el Plan y los Proyectos de Mejora y Fortalecimiento Institucional en la Escuela Secundaria.

13 de abril de 2011

El día que la Colección "El Libro de Lectura del Bicentenario" llegó a la ESCUELA AGROTÉCNICA Nº 380 del pueblo de María Juana, en Santa Fe


"Acá les mando las primeras fotografías de los chicos con sus libros, qué puedo decir, las imágenes hablan por sí solas, compartir estos momentos con ellos reafirma mi pasión por ser 'maestra'."

"Sólo se trata de leer, ése es el secreto para transformar", dice la profesora Carina Suppo.

"Los grupos pertenecen a 1ero y 2do. año. Todos los días compartimos la lectura en voz alta y una vez a la semana salimos a leer al patio que, como lo ven, es el lugar perfecto."

9 de abril de 2011

Experiencia de una Escuela de Nivel Secundario en Chaco

La Escuela de Enseñanza Media Lino Torres de la Provincia del Chaco contó a la  Revista Monitor su experiencia de organización como comunidad de lectores.


La lectura en voz alta como actividad disparadora de múltiples prácticas de lectura compartidas en individuales.


Cómo se organizó el Equipo Docente del establecimiento y cómo van documentando y registrando la práctica.





 Hacer clic en cada imagen para verlas en tamaño legible.

5 de abril de 2011

LEER JUNTOS TODOS LOS DÍAS

Por Natalia Porta López
Coordinadora Regional del Plan Nacional para el Litoral

Los niños no aprenden solos sino en relación con los adultos que tienen alrededor. Y, como repetía la Maestra Berta Braslavsky, se precisa la intervención docente para achicar la desventaja  de aquellos que no tienen  la fortuna de crecer en el seno de familias donde es natural y cotidiano el uso de una oralidad enriquecida y de la lengua escrita. 

Por eso es tan importante leer en el aula, generosa y persistentemente, en algún momento de cada jornada, tal como lo propone el Plan Nacional de Lectura desde 2008 , convirtiendo en política de estado una propuesta del escritor Mempo Giardinelli en su libro de 2005 titulado Volver a Leer.

La lectura compartida cotidiana es la primera de las intervenciones esenciales del docente. Leer algo de calidad, interesante, que no demande más de unos minutos, seleccionado amorosamente para poner en común en la primera hora de la jornada, variado en términos de tipos textuales y  progresivo en su nivel de dificultad; escogido pensando en un recorrido lector a largo plazo que el mismo grupo de estudiantes irá construyendo durante toda la vida escolar.

La segunda es habilitar la conversación sobre lo leído, sin pretensiones, la misma que sostenemos sobre la película o la música compartida, en la que prima el respeto por el gusto y la interpretación de cada quien. O el silencio que en ocasiones produce aquello que conmueve. El diálogo significativo y la escucha respetuosa son intercambios que apuntan a recuperar la hermosa costumbre de hablar sobre libros, puntada inicial de todas las redes de socialización que sostienen la práctica de los lectores.

Y después sí, empezar con la clase del día.

En muchas aulas argentinas, con el impulso y acompañamiento del Plan Nacional y de los Equipos de los Planes Provinciales, esto ya sucede. En cada una la idea va adoptando diferentes formas organizativas. Pero en todos los casos se trata de leer por placer; entendido éste no como desescolarización (muy al contrario se habilitan más tiempos para la lectura en la escuela que no reemplazan a los de la didáctica de la literatura). Tampoco se trata del placer concebido como entretenimiento fácil, sino como lo describe el escritor Noé Jitrik:  una “epifanía, al comprender que se está leyendo, que se lo puede hacer, que se es capaz” de ese esfuerzo, de ese pensamiento complejo y revolucionario.

En las escuelas donde ya iniciaron la experiencia los estudiantes de todas las edades la disfrutan y están creciendo como lectores. En la secundaria, nivel donde resulta  más complejo concretarla, está revelándose sumamente valiosa como

·       - puerta de entrada a la lectura de diferentes tipos de textos
·       - ejercicio cotidiano de la escucha y el pensamiento crítico
      - forma de predisponer a una clase distendida
·       - camino hacia una relación distinta entre docentes y estudiantes , basada en un imaginario compartido
·       - aporte a la formación de una identidad colectiva, una “textoteca” grupal
·       - modo de acceso a conocimiento s e informaciones

·       y, claro, también como estímulo del deseo de seguir leyendo.


Directivos y docentes de todas las áreas, en la tarea de buscar libros interesantes para compartir con los estudiantes, se recuperan a sí mismos como lectores.  El personal no docente (porteros, gente que atiende el kiosco escolar, administrativos) también participa de las lecturas y  ocasionalmente se invita a familiares, vecinos o escritores.

La práctica, lejos de cristalizarse, toma formas personales e inesperadas, estimula la curiosidad  de los docentes por los supuestos que la sustentan e incluso por discutirlos, y genera una demanda de conocer más y mejor literatura  para crear ocasiones de lectura genuinas, llenas de sentido. 

Porque hay permiso, no obligación, de leer un rato juntos cada día.

Y si la jornada empieza en el colegio con un primer capítulo de Dickens que vamos a seguir leyendo juntos mañana, o  llegamos al jardín y nos reciben con un poema de Laura Devetach  donde las hormigas rítmicamente “van, van, van”…el día comienza mucho mejor. Y hacia el fin de la semana es probable que hayamos conocido a cinco autores o cinco obras de algún escritor o de cierto género.

Es que en cuanto se pone en acto la preocupación declamada  y la  buena intención de leer, entonces la “animación” ya casi no se necesita, los mismos  estudiantes reclaman ese tiempo de lectura.

¿Por qué no incluir esta propuesta en tu escuela o tu biblioteca escolar? ¿Y por qué sí hacerlo?

Es enorme cantidad de funciones que estamos pidiendo que cumpla la lectura:  que sea lugar de encuentro entre generaciones, que restañe las groseras diferencias entre unos y otros en nuestras sociedades poco equitativas, que  construya ciudadanía crítica y responsable, que mejore los modos de expresión de nuestros niños y jóvenes, que potencie su creatividad, que despierte conciencias, que dé acceso a saberes sobre otros mundos, otros tiempos, otras disciplinas. Y sí, a todo eso contribuye la lectura.

Pero quienes nos identificamos en la vida más como lectores que cualquier otra cosa sabemos que no leemos por ninguna de esas razones razonables. Leemos para ser más nosotros mismos, para encontrar las palabras que nos explican, leemos egoístamente y por el mero gozo de hacerlo. De forma compulsiva, adictiva y voraz. Y si hacemos fomento de lectura, ésa es la clase de pares que deseamos  formar. Acaso para estar menos solos. 

Por añadidura a esos lectores nuevos les vendrán otras bondades:  tomarán la delantera en la conquista de un mundo virtual que se hace y se comprende leyendo y escribiendo, tendrán mejores recursos cuando la vida los requiera resilientes, sabrán exigir con mejores argumentos a las autoridades y podrán elegir participar o no en la vida cívica.

Pero algunos, además, serán futuros visitantes de Comala y Mompracem, usuarios maravillados de laberintos y rayuelas, quizás deambularán por París con Jean Valjean, se asombrarán con las brevedades de Lichtemberg  y tendrán paciencia a los humores de Ema Bovary, capaces de ejercer y no esperar que les concedan el derecho de soñar.