4 de mayo de 2011

Lectura cotidiana, herramienta de integración e inclusión en Formosa


Esta experiencia llega de la Escuela Provincial de Educación Primaria Nº 453 está en la Comunidad Wajthokwe, en el Paraje El Chorro, al oeste de la Provincia de Formosa. Es de modalidad de Educación Intercultural Bilingüe y recibe 240 alumnos pertenecientes a la etnia Wichí. La comunidad soporta con dificultad  calores que llegan a los 45ºC en un sitio en cual las sequías se alternan con inundaciones y desbordes del Río Pilcomayo. Los chicos de esta escuela son hijos de la historia del pueblo wichí,  seminómade, que a partir de la intervención de las misiones anglicanas, alrededor de 1927, se fue asentando en comunidades en la zona. Sólo durante los últimos veinte años, se acentuó el proceso de sedentarización. 


Por su sistema de residencia, de tipo patrilocal, la pareja recién conformada reside en la casa de la madre de la novia y ésta se relaciona casi exclusivamente con las otras mujeres de su familia. A pesar del proceso de cambio cultural de las últimas décadas, esta estructura social se ha mantenido y si bien el acceso de las chicas a la educación formal ha crecido, la mayoría de ellas se dedican a las actividades tradicionales: cuidar los niños, preparar la comida, buscar leña y agua, recolectar frutos silvestres y hacer artesanías. En esta comunidad escolar hay once secciones de grado (dos para primero, segundo, tercero, cuarto y quinto y un sexto) y 21 docentes.
La escuela considera al idioma Wichí como primera lengua y al Español como segunda. Los docentes del primer ciclo trabajan en parejas pedagógicas, en las cuales los Maestros Especiales de Modalidad Aborigen (MEMAS) son de vital importancia. Contienen a muchos estudiantes con “sobreedad”, embarazos y todavía presentan un alto grado de deserción escolar. Por eso las intervenciones pedagógicas se proponen como parte de la enseñanza,  crear una relación para “retener a los chicos” en la escuela, tal como lo cuenta el profesor Raúl Enríquez y agrega: “desde la institución educativa se pretende cotidianamente promover el rescate y valorización de lo que les es propio, porque ellos viven hoy una pérdida de las costumbres de su cultura”.
En este contexto se implementaron las propuestas del Plan de Lectura, junto al Proyecto de Mejoramiento de la Educación Rural (PROMER).
El maestro reconoce los buenos resultados de esta experiencia que logró asociar a la  lectura con el placer de leer y convirtió a la biblioteca en un ámbito de curiosidad y atracción para los alumnos de diferentes edades.
“Simplemente se los invitó a leer por leer. Las primeras reacciones fueron de gran excitación en los niños que deseaban describir y compartir con los maestros y compañeros cada figura observada. Gradualmente se evidenciaron alumnos que leían y solicitaban ser escuchados “al frente” del aula.En estas oportunidades se aprovechó para fijar la pronunciación. Utilizar correctamente los signos de puntuación e interpretar lo leído con libertad, todo de manera “informal” y sin someterlos a exhaustivas actividades que provocaran el alejamiento de los libros”, relata Raúl.
De esta inquietud nació el “tren de la espera” donde los niños, simbólicamente, construían vagones con las sillas y por turnos solicitaban ser escuchados por los docentesy compañeros. Las niñas sintieron que en ese ámbito eran tan escuchadas sus lecturas y sus opiniones como las de los niños. Nació también, por iniciativa de los estudiantes, el concurso de lectura, que contó con la participación de maestros y directivos. 
Ser escuchados, ser leídos, leerse a sí mismos y a su realidad, ahora hay tiempo para eso todos los días en la escuela. Un buen motivo para no dejar de ir.

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